viernes, 13 de abril de 2007

Y ese mercado de abastos……..



Ha quedado bonito, ¿Verdad?. Muy limpio, todo muy ordenado, vistoso por fuera y agradable por dentro.
Sólo tiene un defecto: Que no tiene clientes.
Hace años, muchos años ya, las amas de casa -que todavía eran mayoría- se levantaban por la mañana, daban de desayunar a sus familias, enviaban a sus maridos al trabajo, a sus hijos al colegio y, después de arreglar la casa, salían con su bolsa a la plaza, al mercado, a comprar lo necesario para preparar la comida de ese día. Siempre antes de las doce de la mañana, que era cuando tenían que volver a casa, preparar la comida y esperar a su familia para comer. Y eso todos los días.
Era lógico entonces, que el mercado cerrara a eso de la una o las dos de la tarde, a esa hora ya no había clientes que compraran.
Por suerte o por desgracia, las mujeres de la época que nos ha tocado vivir, la mayoría, no son amas de casa, son mujeres trabajadoras que también se levantan por la mañana, dan de desayunar a sus familias, envían a sus maridos al trabajo, a sus hijos al colegio y después se van ellas a trabajar fuera de casa hasta las dos o las tres de la tarde, para entonces volver, preparar cualquier cosa de comer, y volver al trabajo hasta las ocho o las nueve de la noche.
Con ese estilo de vida, cada vez quedan menos mujeres que se puedan permitir el lujo de ir a la compra a media mañana, con lo que la mayoría opta por ir a comprar con toda la familia a una gran superficie, los fines de semana, dejando las tiendas pequeñas y el mercado de abastos para las pocas que todavía son amas de casa, cada vez menos.
Con esta perspectiva, la vida de los mercados de abastos está destinada a acabar, mientras se mantengan las antiguas costumbres y no se evolucione de acuerdo a los tiempos que corren.
Un mercado de abastos moderno tiene que abrir durante los días y horas en que sus clientes pueden ir a comprar, tiene que ofrecer servicios añadidos, como enviar la compra a casa, aparcamientos para la mujer moderna que va deprisa a todas partes, pago con tarjeta de crédito, carritos como los de las grandes superficies y supermercados, etc. Todo eso, unido al servicio, calidad y precio excelentes que suelen caracterizar a los comerciantes de los mercados de abastos, serviría para revitalizarlos lo suficiente para que no estuvieran condenados a desaparecer.
Para ello sería necesario que, o bien el ayuntamiento, que es el organismo que gestiona este tipo de espacios comerciales, o bien los propios comerciantes que ejercen su actividad dentro de él, promovieran la creación, gestión y mantenimiento de estos nuevos servicios, necesarios para su subsistencia.
No sería tan complicado, hay modos de financiar y hasta subvencionar este tipo de acciones. Sólo se necesita voluntad y ganas de hacerlo.
¿Sería posible que se iniciara en nuestra localidad alguna acción de este tipo, o dejaremos entre todos que nuestro mercado se muera poco a poco?.
En nuestras manos está.